Este martes asistieron menos de 15 chicos de los 69 totales. La angustia de los padres «por no saber» y de los que los llevan igual por no tener con quién dejarlos.
La semana pasada diez denuncias salpicaron a este jardín, donde una maestra y dos auxiliares están acusadas de abuso sexual que se habría producido en situaciones supuestamente lúdicas como «El baile», un juego perverso en el que las maestras cantaban (una filmaba, otra hacía el contacto con los menores y la otra arengaba), mientras los niños bailaban y se bajaban, al menos, los pantalones.
De los 69 alumnos de las tres salas (3, 4 y 5), hoy permanecen menos de 15. La mayoria fue reubicada pero unos 10 están sin vacantes. De los que aún siguen yendo, la mitad no tiene opción porque sus padres, por cuestiones laborales, no tienen donde dejarlos. «Me siento culpable, dejo a mi hija angustiada, pero en mi trabajo me dijeron que ya no me esperan más», dice Florencia, una madre presa de los nervios.
Silenzio stampa en la puerta del jardín, espacio habitual donde reinaba el bullicio. «Nadie quiere decir nada, o se habla bajito, en secreto, hay mucho dolor, mucha angustia», especifica Grecia, la mamá de una nena de sala de 4, la misma sala que el 26 de abril se supo, a partir de los dichos de un nene, y luego confirmado por varios compañeritos, que se producían abusos de parte de una docente y dos auxiliares. «Mi nena me decía que jugaban pero que a ella no le gustaba y no participaba».